Proética considera una buena noticia que la lucha anticorrupción se haya planteado como tema importante en estas elecciones

El Director Ejecutivo de Proética, Walter Albán, destacó que un tema tan relevante como la lucha contra la corrupción, por fin haya sido considerado como una prioridad por parte de los candidatos y candidatas a la Presidencia de la República, a través de los foros a los que fueron convocados en las últimas semanas para presentar sus propuestas en esta materia, organizados por nuestra institución y luego por la Contraloría General de la República.

Sin embargo, consideró que muchas de estas propuestas aún carecen de fundamentos o parecen más bien improvisaciones. Además señaló que “los planes de gobierno no han trabajado el tema de la lucha anticorrupción con el debido detenimiento y formulando algún tipo de estrategia integral”, por eso la tarea que sigue a continuación es muy importante para Albán.

“La buena noticia es que ya quedó reconocida la prioridad de este tema y la necesidad de quienes postulan ya sea a la Presidencia de la República o al Congreso tengan que colocar esto en su agenda como una materia de la mayor importancia”, indicó Albán en la segunda edición de este nuevo año de La Voz de Proética.

Por ello afirmó que, no obstante la superficialidad y poca articulación que evidenciaron tales propuestas, la tarea recién comienza y debemos ahora analizar, sistematizar y elaborar propuestas viables como parte de una estrategia integral para planteársela a quienes resulten elegidos para gobernar el país a partir de julio del presente año. Sólo de esa manera podríamos encontrarnos en condiciones de erradicar los alarmantes niveles de corrupción a los que se ha llegado en el país.

En ese sentido, precisó que Proética está trabajando en estas propuestas para someterlas a la consideración de la ciudadanía y, sobre esa base, construir una plataforma común con el aporte de otras instituciones y organizaciones que trabajan en este campo.

“Estamos en un momento crucial. Debemos asumir la responsabilidad que nos alcanza en este momento particularmente delicado de la historia de nuestro país. Está en nosotros el que podamos luchar eficientemente contra la corrupción”, finalizó.

Fecha de publicación: 08 de febrero de 2016

Jorge Medina: “Hoy los políticos tienen un dilema moral”

(Fuente: Perú21) El presidente de Proética, Jorge Medina, se refiere a las propuestas anticorrupción de los candidatos presidenciales y a la imagen del actual gobierno en este tema.

¿Cuál es su análisis de las propuestas anticorrupción de los candidatos presidenciales?

Primero, hay que reconocer el esfuerzo a los candidatos para estar presentes en el foro que organizamos. En segundo lugar, ha habido propuestas interesantes y muchos lugares comunes.

¿Cuáles?

Por ejemplo, prácticamente todos coincidieron en que hay que reformar el sistema nacional de control y la Contraloría. Otro lugar común fue el asunto de mejorar la administración de justicia, empezando por el CNM.

¿Le parece que la reforma de estas instituciones es fundamental?

He mencionado dos, pero también está el tema de cómo hacer mejorar el nivel de desafección entre la ciudadanía y el Estado. Esto tiene que ver con mecanismos que ayuden a eliminar la impunidad. En fin, en forma general ha habido propuestas interesantes, pero al mismo tiempo ha habido propuestas demagógicas e irrealizables.

¿Cuáles?

Un candidato propone eliminar la inmunidad al presidente de la República. Eso es imposible, porque habría un desgobierno total. Es una cosa diferente eliminar la inmunidad parlamentaria.

¿Suscribe esa propuesta?

Sería un buen mensaje. Hay delitos que se penan con años de cárcel, pero, para un congresista, la mayor pena es 120 días de suspensión. La inmunidad parlamentaria se ha convertido en impunidad, pero lo que yo quisiera señalar es que lo más relevante no se ha discutido, que es reformar la política. La corrupción es el abuso del poder en beneficio propio y en perjuicio de terceros violando normas legales o éticas. ¿Cómo resuelves la corrupción en el país? Con una mejor representación en el Congreso.

¿El Congreso es ‘la madre del cordero’?

Así es, es fundamental.

¿Qué reformas se necesitan?

Deberíamos tener una elección de congresistas en la segunda vuelta, para garantizar gobernabilidad. También hay que fortalecer a los partidos políticos y la democracia interna, para que al Congreso lleguen los mejores. Además, es fundamental cómo se financian las campañas. No tenemos ninguna transparencia.

¿Y los reportes a la ONPE?

Todos esos informes no resisten el menor análisis. Y la ONPE no puede morder. Si no cumples, te deberían quitar la inscripción. Los partidos políticos en el Perú son los menos transparentes y democráticos que hay.

Y, según sostiene, ningún candidato se refirió a este tema en el foro de Proética.

Tangencialmente algunos sí. Pero yo no escuché a nadie hablar con contundencia. Hay hipocresía, doble discurso, porque lo que se quiere es ganar la presidencia. Entre ganar la elección y la posibilidad de perderla diciendo la verdad, ya sabes cuál es la respuesta.

¿Qué prefieren?

Van por la verdad a medias en vez de ser transparente. Los ciudadanos tenemos que incrementar nuestra capacidad de indignación. ¿Por qué nuestros gobernantes no hacen nada? Porque no hay dividendos. Si yo apuesto por una reforma de largo plazo que subyace a mi término como autoridad, ¿qué hay para mí? Se lo llevan los otros. Pero si tuviéramos una ciudadanía empoderada, bien informada, otro sería el cantar. Los candidatos están ciegos, no ven el problema.

¿Están ciegos porque quieren?

Si yo soy un partido político y necesito dinero para ganar las elecciones y tengo la posibilidad de recibir ese dinero, pero no es muy santo, ¿qué hago? ¿Primero recibo, gano la elección y después hago la reforma, o no lo recibo y me quedo sin reformar? Hoy los políticos tienen un dilema moral que no están analizando adecuadamente.

¿Cómo cree que queda la imagen de este gobierno en vista de las agendas de la primera dama? Los peritos determinaron que es su letra y ahora la Fiscalía entra en la fase de determinar la procedencia del dinero.

¿Se puede dañar más la imagen del gobierno? Este es un gobierno del quinquenio perdido, pero lo mismo te podría decir de los gobiernos anteriores. Lo de las agendas es una cosa muy penosa para el país. Esto no es más que un resultado de cómo se ejerce la política en el Perú.

¿Pero cree que la pareja presidencial es corrupta?

Corrupción es el abuso del poder en beneficio propio, en desmedro de otros, violando normas legales o éticas. ¿Crees tú que la pareja presidencial abusa de su poder? Ahí tienes la respuesta.

Entonces, dígame si, para usted, han abusado del poder violando normas éticas o legales.

Por lo menos éticas. Tú no eres ético cuando no eres consciente de que tus actos influyen negativamente en los demás, en la economía, en la confianza, en la institucionalidad. ¿Cuántos meses discutiendo las agendas?, ¿cuántos meses discutiendo el tema Belaunde Lossio?, ¿cuántos meses discutiendo el tema López Meneses? Yo no puedo hablar de responsabilidad legal porque no soy abogado, pero obviamente que hay una responsabilidad ética o moral.

“Es hora de tener mayor transparencia en América Latina”, por Jorge Medina

(Fuente: Americas Quarterly) Durante las últimas décadas, diversas investigaciones han demostrado el enorme impacto nocivo de la corrupción en el desarrollo económico, político y social de los países. Sin embargo, a pesar de toda la evidencia existente –cuyos sólidos argumentos revelan que la corrupción incrementa la desigualdad y la pobreza-, esta sigue diseminándose en nuestros países en forma alarmante, siendo el soborno la práctica más común.

Según los resultados del estudio de LAPOP Barómetro de las Américas 2014 –que mide comportamientos y condiciones socio-económicas en nuestra región-, 1 de cada 5 ciudadanos reportaron haber pagado un soborno en el último año, y 7 de cada 10 personas señalaron que la corrupción es algo muy común entre los funcionarios de los gobiernos. Los resultados del estudio son consistentes con los de años anteriores y nos recuerdan que los ciudadanos –además de experimentar la corrupción en nuestra vida cotidiana- percibimos que está muy difundida en las élites, tanto en el sector gubernamental como en el empresarial.

En el informe “¿Cómo afecta la corrupción el crecimiento económico?”, publicado en mayo pasado, los investigadores Jan Hanousek y Anna Kochanova analizaron las conclusiones de diversos estudios sobre corrupción respecto de sus efectos en la economía. A partir de una serie de entrevistas, Hanousek y Kochanova determinaron que –no obstante que para muchos empresarios el soborno facilita los resultados de la empresa porque les permite crecer más rápido- este constituye un arma de doble filo porque eleva los costos de operación y genera incertidumbre a la hora de estimar el monto de la próxima coima, mordida o como se le llame en nuestros países, lo que termina comprometiendo la competitividad de la empresa a largo plazo.

Después de una década, en la que decenas de millones de personas salieron de la pobreza en nuestra región, actualmente –debido al menor crecimiento de China y a la caída de los precios de nuestros principales productos de exportación, entre otras razones- enfrentamos un momento de desaceleración y decrecimiento. Y es precisamente ahora, en épocas de “vacas flacas” como la actual, que salen a relucir un conjunto de problemas estructurales que subyacen a la actividad productiva y que tienen que ver más con la debilidad de nuestras instituciones, como la falta de transparencia, la poca rendición de cuentas y el irrespeto a la ley. En este contexto, la corrupción –ciertamente una moneda de dos caras: corrupto y corruptor- se ha convertido en uno de los principales desafíos que tenemos hoy, y que –en épocas de bonanza- no hemos encontrado la forma cómo enfrentar, o lo que es peor, no hemos querido hacerlo.

Cualquiera sea el caso, el fondo de la cuestión es que si no combatimos la corrupción, ésta puede socavar gravemente la democracia de nuestros países y afectar su gobernabilidad. Dos ejemplos recientes ilustran con claridad este riesgo. El primero se refiere a una red criminal en Guatemala, que generó una millonaria defraudación fiscal por sobornos cobrados a empresarios para la evasión de impuestos aduaneros, y que involucra al expresidente renunciante Otto Pérez Molina y otras altas autoridades, actualmente en prisión, además de explicar la victoria de un comediante como el nuevo presidente del país. El segundo ejemplo viene de Brasil: el grave caso de corrupción conocido como “Lava Jato”, en el que se acusa al gobierno de estar involucrado en una red de sobornos millonarios vinculados con empresas privadas, principalmente constructoras, a través de la estatal Petrobras. Pero no necesariamente serían estos dos los casos más corruptos, pues habría que ver lo que ocurre en Venezuela, Argentina y Panamá, entre otros países. Lo concreto es que en nuestra región estamos viendo a cientos de miles de personas movilizándose para manifestar su indignación por la conducta deshonesta de gobernantes y empresarios, evidenciando cómo la corrupción incrementa la desafección de la población con las instituciones, autoridades y clases dirigentes.

Ante un escenario así, la pregunta que surge es: ¿Qué rol debemos jugar los empresarios para ayudar a solucionar este problema? En primer lugar, debemos empezar por entender a cabalidad qué es lo que tenemos al frente. La corrupción es un fenómeno muy complejo que funciona a través de redes y complicidades insertadas en casi todo ámbito de la sociedad. Desde las denuncias de corrupción en la FIFA, hasta la falta de transparencia en El Vaticano que tanto preocupa al Papa Francisco; desde la pequeña coima al policía o al funcionario de tercer nivel del municipio, hasta los grandes escándalos relacionados con licitaciones y contratos millonarios; desde la corrupción en sectores como salud, deporte y educación, hasta la corrupción política que envuelve a gobernantes y congresistas.

En segundo lugar, debemos reconocer que la corrupción no solo se manifiesta en la forma de coimas o sobornos, sino también en acciones delictivas de diversa índole –muchas veces conocidas como “delitos de cuello y corbata”- como por ejemplo concertación de precios mediante cárteles, uso indebido de información privilegiada, conflictos de interés, fraude contable, evasión fiscal, espionaje industrial, entre otras modalidades que se observan en la actividad empresarial.

En tercer lugar –y una vez que hemos comprendido la complejidad del fenómeno de la corrupción- el siguiente paso es asumir la responsabilidad que nos toca; es decir, reconocer la evidente necesidad de involucrarnos activamente en la solución del problema. Esto es vital dado el alto grado de economía ilegal en la mayoría de nuestros países, en donde reinan el incumplimiento de la ley y la impunidad. Ello requerirá de un liderazgo empresarial adaptativo e innovador y del ejercicio de una buena dosis de coraje. Los empresarios no operamos en una isla, somos parte de la sociedad. Invertimos nuestro capital y creamos empleo, pagamos impuestos y ayudamos a generar bienestar. Pero nuestra actividad empresarial jamás estará completa –y correrá serios riesgos- si nos ponemos de costado esperando que sea otro quien arregle el problema de la corrupción.

La iniciativa global Inclusive Capitalism (www.inc-cap.com), que empezó a gestarse en 2012 y que hace unos meses celebró su segunda conferencia anual en Londres- nos plantea cosas muy interesantes. Primero, que es fundamental desarrollar un sentido de urgencia para reconocer y aceptar la necesidad de innovar la forma de hacer negocios, de manera que sus beneficios lleguen a más personas. Segundo, que las estrategias que consideran las necesidades de la sociedad en el largo plazo, son las que hacen sostenible a la empresa como generadora de bienestar. Tercero, que el liderazgo bien ejercido permite alcanzar la cooperación entre Empresa, Sociedad y Estado. Cuarto, que al contar con nuevas tecnologías de información y comunicación, y herramientas de innovación y desarrollo, la empresa tiene la posibilidad de beneficiar más y mejor a la sociedad, asegurando así la sostenibilidad del capitalismo. Es decir, entre otras iniciativas, combatir la corrupción es una forma de proteger al capitalismo.

Una medida concreta que los empresarios podríamos llevar a cabo, a fin de reducir las oportunidades e incentivos a los corruptos, es apoyar el periodismo de investigación, que ha probado ser en varios de nuestros países un bastión importante para desenmascarar casos emblemáticos de corrupción. Otra medida concreta es divulgar el financiamiento político que hacemos y exigir a los candidatos y partidos que apoyamos que cumplan con las normas de transparencia y rendición de cuentas. Otra forma moderna, que da muy buenos resultados, es la sanción moral, llamada también sanción social, mediante la cual se logra que los corruptos sientan vergüenza de serlo. Esto consiste en un sistema de auto-regulación empresarial, basado en premios y castigos, conducente a aislar socialmente al corrupto. Pero la medida más directa y efectiva es desarrollar –al interior de nuestras organizaciones- programas ad-hoc anticorrupción, que sean ejecutados y supervisados permanentemente, y que, además, sean auditados en forma independiente y sus resultados divulgados a nuestros Stakeholders. En otras palabras, plena transparencia y compromiso que envíe un claro mensaje de “Cero tolerancia a la corrupción”.

Porque cuando uno reflexiona a cabalidad sobre los efectos perversos de la corrupción, llega a la conclusión de que ésta viola los derechos más fundamentales del ser humano, pues no solo se trata de los miles de millones malgastados o robados, sino principalmente lo que se deja de hacer en obras de agua potable y alcantarillado, postas y hospitales, escuelas y universidades, puertos, caminos y puentes, entre otras obras necesarias que cambiarían la suerte de millones de familias.

En un mundo, cuya clara tendencia es el empoderamiento de los individuos, nuestra única opción como empresarios es aprovechar la extraordinaria oportunidad que tenemos de ayudar a diseñar estrategias para combatir el flagelo de la corrupción desde una perspectiva holística, es decir, trabajando coordinadamente con el Estado, la Academia, los medios de comunicación y los demás partícipes de la Sociedad Civil. Después de todo, eliminar la corrupción es, también, beneficioso para la sostenibilidad empresarial, pues a menor corrupción mayor oportunidad para que millones de personas alcancen prosperidad y desarrollo, lo que –a su vez- genera más consumidores.

Diálogos21: Walter Albán afirmó que inseguridad ciudadana está vinculada con crecimiento de corrupción

(Fuente: Perú21) Walter Albán, director ejecutivo de Proética, aseguró —en entrevista con la redacción de Perú21— que la inseguridad ciudadana está fuertemente vinculada con el crecimiento de la corrupción por lo que este tema debe ser priorizado en la agenda de los candidatos presidenciales.

En el segmento electoral #Diálogos21, el exministro del Interior advirtió que el avance de la corrupción ha penetrado el Estado debido a la debilidad de todas las instituciones que forman el aparato público, por lo que siempre hay una persona cuidando los intereses de otras.

“Tengo la impresión de lo que ahora percibimos como una corrupción que se ha extendido y enraizado —más todavía— no nos permite apreciar su profundidad, la dimensión que ha tomado la corrupción”, expresó Walter Albán.

Walter Albán, director ejecutivo de Proética, aseguró —en entrevista con la redacción de Perú21— que la inseguridad ciudadana está fuertemente vinculada con el crecimiento de la corrupción por lo que este tema debe ser priorizado en la agenda de los candidatos presidenciales.

En el segmento electoral #Diálogos21, el exministro del Interior advirtió que el avance de la corrupción ha penetrado el Estado debido a la debilidad de todas las instituciones que forman el aparato público, por lo que siempre hay una persona cuidando los intereses de otras.

“Tengo la impresión de lo que ahora percibimos como una corrupción que se ha extendido y enraizado —más todavía— no nos permite apreciar su profundidad, la dimensión que ha tomado la corrupción”, expresó Walter Albán.

Además, Walter Albán manifestó que el crecimiento económico de los últimos 20 años se ha desarrollado de la mano con una economía ilegal promovida por el narcotráfico y esto ha permitido que surjan mafias y organizaciones criminales.

En otro momento, el director de Proética sostuvo que se debe eliminar la inmunidad parlamentaria, pues ha sido mal utilizada en el Congreso y solo ha servido para encubrir irregularidades de algunos políticos.

Finalmente, Walter Albán mencionó que la peor manera de enfrentar la corrupción es prometer con “fuegos artificiales”, es decir anunciar medidas que impactan, pero que en realidad no tienen sustento ni trascienden en la lucha anticorrupción.

Preocupa a Proética la calidad de las propuestas anticorrupción de candidatos presidenciales

El director ejecutivo de Proética, Walter Albán, consideró preocupante que las propuestas en materia de lucha anticorrupción de los aspirantes a la presidencia, recientemente presentadas en el foro organizado por esta institución, “Los candidatos presidenciales ante la corrupción” expresen, en la generalidad de los casos, enfoques superficiales, carentes de un diagnóstico actualizado del problema y una estrategia de acción que permita ubicar dichas propuestas, en una perspectiva integral para garantizar resultados exitosos.

Aunque destacó la asistencia al foro de prácticamente todos los candidatos y candidatas, Albán lamentó que un tema que debiera ser una prioridad para los aspirantes a la presidencia del Perú no haya tenido el suficiente desarrollo. De cualquier manera, esta presentación al país ha contribuido a colocar la cuestión de la lucha anticorrupción como un asunto de la mayor e ineludible importancia. En tal sentido, consideró que el trabajo más importante a partir de ahora será el de darle seguimiento a dichas propuestas.

“No solo basta con pedir que cumplan con lo que voluntariamente cada quien ha expresado, sino que tenemos que darle contenido a esas propuestas y desechar por supuesto aquello que no serviría en absoluto para una estrategia eficaz contra la corrupción en el Perú”, señaló en la primera edición de la Voz de Proética de este nuevo año 2016.

Asimismo, Albán consideró que le corresponde a la sociedad civil mantenerse vigilante para que estas fórmulas, carentes de mayor fundamentación, puedan explorarse a plenitud, dando lugar a líneas de acción que formen parte del compromiso de quien asuma el Gobierno y de quienes lleguen al Congreso de la República.

“Tenemos que conseguir que en el Perú se afirme la prioridad de la lucha contra la corrupción, única manera de recuperar y fortalecer nuestra institucionalidad y hacer frente a problemas igualmente preocupantes como la seguridad ciudadana, pero cuyo abordaje depende en buena medida de lo que se consiga en materia de corrupción”, agregó.

Fecha de publicación: 01 de febrero de 2016