La corrupción y su impacto en la salud mental de los peruanos

(Por Diario CorreoLos hechos excepcionales se instalan con mayor facilidad en la memoria de quien los presencia. Perdurable o no, el 28 de marzo, un gran número de peruanos vio por televisión un episodio que difícilmente podrán olvidar: el momento exacto en que una mujer agredió en el rostro a un congresista de la República.

No obstante, más allá del injustificable e injustificado golpe propinado al legislador oficialista Guido Lombardi,  se asoma una cuestión de índole mayor: el efecto de la corrupción sobre la percepción de la gente, y el rastro que esta deja en su salud mental.

El efecto en la salud mental

¿Qué es la salud mental? ¿Cómo se manifiesta? Desde el Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado – Hideyo Noguchi (INMS) la psiquiatra Vanessa Herrera, explica:

“A la salud mental la entendemos como la forma en que percibimos nuestro equilibrio emocional y nuestro bienestar todos los días. Involucra sentirnos bien con nosotros mismos y en la relación con los demás”

La doctora Herrera, en diálogo con Correo, mencionó que “cuando los peruanos sienten que algo no está bien, que entre sus emociones están predominando las negativas, eso afecta ya su equilibrio o salud mental”.

¿Qué episodios de la historia nacional actual pueden verse rastros del efecto de la imagen de la corrupción en la mentalidad de los ciudadanos? La respuesta: Puno, 2004.

Un 26 de abril, 14 años atrás, una parte de la población de Ilave, en Puno, linchó y torturó a Cirilo Robles, por entonces su alcalde. 24 días antes había sido acusado públicamente de corrupción y malversación de fondos.

“La corrupción no es solo un problema legal que repercute económicamente. También afecta a la salud de todos, a la salud emocional principalmente”, afirma la doctora Herrera.

Según un estudio epidemiológico efectuado por el INMS en el 2012 (el próximo será ejecutado en el 2022, con 10 años de intervalo), cuando preguntaron a la población sobre en qué aspecto sienten que la corrupción los afecta principalmente, “las respuestas se orientaron hacia eso dos puntos: primero, que los afecta por la inestabilidad económica, y, segundo, en la desconfianza en líderes”.

El golpe en el rostro contra el congresista Lombardi, así como el linchamiento y posterior asesinato del alcalde de Ilave, dan luces sobre el impacto de la corrupción en la percepción de la población. “Las personas manifiestan más emociones negativas, como rabia, molestia, cólera”, explica la doctora Herrera.

“La rabia, la cólera, la decepción, puede llevar a una reacción tan violenta, como ya no medir ni siquiera la consecuencia de sus actos, y fuente ovejuna, todos actuar de esa manera tan lamentable. Esto no es poca cosa”, manifestó la psiquiatra.

La doctora Herrera menciona que en el estudio del INSM obtuvieron como resultado que “de 10 personas 9 señalaron que desconfían de sus líderes, lo cual es un dato muy elevado para la región, para Latinoamérica”.

Con estos estudios epidemiológicos, el INSM sustenta la necesidad de invertir en salud mental, pues la población se va a ver afectada.

El estado de la salud mental

“De cada 10 peruanos en el país que tienen un trastorno mental, 8 no reciben tratamiento o un servicio de salud mental”, asegura la representante del INSM.

Desde la visión de la institución, la psiquiatra explica que “en el Perú deberíamos tener no menos de 300 centros de salud mental comunitarios”. Sin embargo, en la actualidad “recién tenemos 31”. “La brecha es enorme”, se lamenta.

Entre los motivos por los cuales la población no accede a estos servicios, la doctora Herrera contó los siguientes:

-Desconocimiento.

-No hay servicios de salud mental cercanos a la población.

-Carencia económica para llevar un tratamiento.

-Creencia de que se puede manejar solo.

-Estigmatización de la enfermedad mental.

-El Estado no ofrece suficientes servicios de salud mental en beneficio de la población .

Políticos peruanos desaprobados

De acuerdo al último sondeo de opinión publicado por la empresa Datum Internacional, el 69% de  los peruanos califica con nota desaprobatoria el desempeño de los miembros del Poder Legislativo.

(Números rojos. Fuente: Datum Internacional)

Esta valoración del Parlamento, por otro lado, se corresponde con la cifra de percepción de corrupción en funcionarios y autoridades que Proética, en su Décima Encuesta Nacional Sobre Percepción de la Corrupción en el Perú —publicada en setiembre último—, revela: que el 62% de la población considera a la corrupción en dicha esfera de poder como el “principal problema que enfrenta el Estado”.

(Picos altos. Fuente: Proética)

En este punto, la aclaración es importante. Contra el congresista Lombardi, acusaciones de corrupción o de asuntos truculentos no han sido afirmados ni rumoreados, mucho menos denunciados.

Pese a ello, debido a su condición de parlamentario, se encuentra asociado a la imagen que algunos congresistas, y el Congreso en particular —trastocado por graves denuncias de irregularidades y de corrupción—, han proyectado hacia la población en los últimos tiempos.

Esta imagen, por otro lado, ha configurado una idea que de tanto en tanto se ha ido asentando en la mentalidad de la ciudadanía, y que a la larga, ha repercutido en su percepción de la corrupción.

Corrupción

Para Proética, la percepción que la ciudadanía tiene sobre la corrupción coloca al problema en el segundo lugar de preocupaciones nacionales, siendo superada solo por la delincuencia (no obstante, la entidad precisó que en el interior del país,  la corrupción es considerada más grave que aquella problemática):

La cifra, por otro lado, se posiciona como la más elevada de los últimos 16 años, pues salvo en el 2010 —durante la recta final del gobierno de Alan García—, que llegó a un 51%, nunca en la historia del sondeo la corrupción había pasado de ser un problema con más de 47% de preocupación.

 

(Décima Encuesta Nacional Sobre Percepción de la Corrupción en el Perú 2017. Fuente: Proética)

Tan alto fue el porcentaje percepción de la corrupción para la ciudadanía, que superó problemas sociales tales como el consumo de drogas, la pobreza y el desempleo.

“La reacción de la gente ya es muy distinta. Ya hay un claro rechazo a estas prácticas”, afirma Walter Albán, exministro del Interior y titular de Proética.

Para Albán, tras la caída del régimen de Alberto Fujimori, “no se llevaron adelante las reformas institucionales, que son las que, en definitiva, hay que realizar para que la institucionalidad funcione”.

“Hoy lo que tenemos en el Perú es una débil institucionalidad perforada por una corrupción galopante que ha encontrado en la política el medio más eficiente para poder controlar la situación”, sostiene el especialista.

18/04/2018

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