La corrupción no desaparece por arte de magia, se necesitan compromisos concretos y ambiciosos.
Este lunes 09 de abril, corrieron reportes en redes sociales sobre la supuesta desaparición del Cristo del Pacífico, monumento donado por la empresa Odebrecht durante el gobierno del ex presidente Alan García en el año 2011, hecho que muchos han interpretado como la utilización de la imagen de Cristo para ocultar la corrupción que ahora ha quedado al descubierto.
Evidentemente, la estatua, de 37 metros de alto, que está inspirada en el Cristo de Corcovado, situado en Rio de Janeiro, no ha desaparecido; sigue allí. Como también sigue allí lo que simboliza para muchos peruanos y peruanas. De alguna manera, esta campaña constituye también un desagravio a esa imagen.
De esta manera, Proética, capítulo peruano de Transparencia Internacional, busca llamar la atención de la opinión pública y, en particular, de los gobiernos del continente que se reúnen esta semana en Lima, sobre la importancia de asumir acciones concretas para combatir la corrupción. “Solo si los jefes de Estado asumen acuerdos ambiciosos en esta Cumbre de las Américas y se comprometen a implementarlos a cabalidad, se podrá pensar en reducir la corrupción en nuestra región”, indicó Walter Albán, director ejecutivo de Proética.
Las propuestas que hacen los capítulos americanos de Transparencia Internacional cubren aspectos cruciales, como mejorar los estándares de transparencia y sanciones en el financiamiento de la política, aumentar la eficiencia de los controles sobre los procesos de adquisiciones y ejecuciones de proyectos de infraestructura, fortalecer los sistemas de justicia y asegurar su autonomía para perseguir a los corruptos. El detalle de las mismas se puede encontrar aquí:
Proética y Transparencia Internacional realizó un evento en el Morro Solar, lugar donde se sitúa el Cristo del Pacífico, el viernes 13 de abril, para representar cómo afecta la corrupción a las personas, tanto en Perú como en América.